Todas las esta­ciones tienen su qué. Pero para mi, el otoño es espe­cial. Es la estación sen­so­r­i­al, en la que olfa­to, vista y tac­to se desa­tan. Un fes­ti­val en el que soy más sen­si­ti­vo que nunca.

Otoño en hojaSaliendo de un taxi me cayó esta hoja en la cara. Entendí que, pese a todo, el otoño había llegado


Los olores, aho­ra, son más inten­sos, pro­fun­dos. Maderas, choco­lates, incien­sos y velas. Tam­bién son más dul­ces, acarame­la­dos, como la vainil­la, la canela o como la nuez mosca­da. Huele a café en gra­no, a leña recién tal­a­da. . Mi obsesión por los olores en esta estación, me lle­va a pen­sar que me estoy con­vir­tien­do en Jean Bap­tiste Grenouille, el pro­tag­o­nista de El per­fume, de Patrick Süskind.

Visual­mente todo viste mági­co. Cro­ma­tismos del mar­rón. Rem­i­nis­cen­cias de tier­ra, are­na, piedra. Roble, sán­da­lo, ébano, cao­ba o teca. El naran­ja de las batatas. Col­ores canela, tenues, cáli­dos e ínti­mos. Ele­gantes. Tonos que abri­g­an como edredón de entretiem­po, mien­tras en el exte­ri­or el frío acecha. Aunque este sea un otoño atípico.

Y por otro lado, los sabores. Setas y carnes. Cas­tañas y boni­atos. Higos y fru­tos sec­os. Café y choco­late. Mat­ri­mo­nios insep­a­ra­bles. Com­bi­na­ciones per­fec­tas para el pal­adar. Vinos tin­tos, sun­tu­osos, inten­sos. Con gus­tos lar­gos y per­sis­tentes en boca, como un buen tin­to de René Barbier.

Sien­to el otoño. Me encanta.

Os dejo una can­ción que me sabe a otoño:  http://open.spotify.com/track/6Om9TAFc7uPlOb1pa0pQP0