“¿Cómo describir visual­mente la soledad que uno siente al cam­biarse de ciu­dad, e inclu­so de país? Para la artista japone­sa Masako Miki, no es difí­cil. Los cier­vos, siem­pre pre­sentes en su obra, son un ejem­p­lo de adapt­abil­i­dad a los difer­entes ambi­entes y situa­ciones. Con una pale­ta de col­ores que baila por los tonos fríos, no pien­sa tan­to en el frío como tem­per­atu­ra sino como esta­do emo­cional. Masako nos invi­ta a asim­i­lar los cam­bios para evolu­cionar como per­sonas, y a apli­carnos aque­l­lo del carpe diem.”  [Entre­vista real­iza­da para lam­ono].

Naciste en Osa­ka, Japón, y vives en Berke­ley, Cal­i­for­nia, Esta­dos Unidos. Ambas ciu­dades no son pre­cisa­mente frías, pero el frío está muy pre­sente en tus ilus­tra­ciones. ¿Cuál es la razón?

Creo que el frío en mi tra­ba­jo está más aso­ci­a­do con la noción de ais­lamien­to y desconex­ión de un lugar. Pien­so en los tér­mi­nos más psi­cológi­cos de la tem­per­atu­ra. Me sien­to más atraí­da por el frío que por el calor. Y prob­a­ble­mente, las pale­tas que uso tien­den a ten­er un solo tipo de temperatura.

Tus dibu­jos están llenos de cier­vos. ¿Qué rep­re­sen­tan para ti?

Los cier­vos son el moti­vo prin­ci­pal de mi tra­ba­jo, aho­ra. Rep­re­sen­tan per­son­ajes en mis obras. Sim­bolizan la dual­i­dad en las cul­turas del Viejo Mun­do. El cier­vo fue empare­ja­do con el toro para rep­re­sen­tar la dual­i­dad. Son nativos en todos los con­ti­nentes, excep­to en Aus­tralia, y son unos ani­males extremada­mente adapt­a­bles a cualquier tipo de hábi­tat o cam­bio. Han evolu­ciona­do en la medi­da que el medio ambi­ente ha cam­bi­a­do. Su habil­i­dad para adap­tarse a los cam­bios de la nat­u­raleza es un aspec­to de los cier­vos muy impor­tante en mis nar­ra­ti­vas. Mi tra­ba­jo se cen­tra en los aspec­tos psi­cológi­cos que concier­nen a la iden­ti­dad. La evolu­ción y trans­for­ma­ción de los indi­vid­u­os requiere la habil­i­dad de adap­tarse a las nuevas ideas y perspectivas.

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¿Cuál es tu fuente prin­ci­pal de inspiración?

Mi prin­ci­pal fuente de inspiración son mis expe­ri­en­cias per­son­ales en EE.UU. como extran­jera. Mi tra­ba­jo es una auto­bi­ografía libre. Aho­ra estoy tra­ba­jan­do en el ter­cer capí­tu­lo, que aca­ba de empezar. No sé cuan­tos capí­tu­los va a  ten­er. Estoy intere­sa­da en cómo alguien asim­i­la los nuevos sitios y ambi­entes. Creo que exis­ten pro­ce­sos inter­nos com­ple­jos cuan­do alguien inves­ti­ga quién era, quién es y quién quiere ser. Y creo que cualquiera puede hac­erse estas pre­gun­tas ya que todos evolu­cionamos a lo largo de nues­tras vidas.

¿Si tuvieras que escoger solo tres col­ores, cuáles serían?

Es muy difí­cil por que uso muchos colores…pero prob­a­ble­mente escogería el rosa impacto, el azul turque­sa y el negro. Me gus­tan el azul mari­no, el marfil y el gris, también.

¿Qué tipo de músi­ca sería la ban­da sono­ra de tu trabajo?

Pas­sion Pit, Faunts, Ani­mal Col­lec­tive, Beirut, Bell and Sebas­t­ian, Iron and Wine, Fleet Fox­es, The Mag­net­ic Fields, Neil Young, The Kinks.  Y en pop, me gus­ta Robyn y Girl Talk cuan­do debo limpiar y orga­ni­zar mi estudio.

¿Hay algu­na pelícu­la que te haya marcado?

No estoy segu­ra de que me haya mar­ca­do, pero me gus­ta mucho Match Point de Woody Allen. Es una pelícu­la muy cíni­ca y nihilista.

¿Tienes algu­na adicción?

Creo que no…probablemente el café. Nada malo.

¿Tienes algún peca­do incofesable?

Bueno, escu­cho Lady Gaga a veces, debo admitir.

Un lugar para escapar de todo, para bus­car refu­gio. ¿Cuál sería?

No ten­go ninguno.

¿Algún tru­co para encar­arse al frío?

Bol­sas japone­sas de calor instan­ta­neo en la espal­da y en los zap­atos y una man­ta eléc­tri­ca para las noches.

Háblanos de alguien a quien admires y dinos porqué.

A mis padres por cri­arme y por su apoyo.

¿Cómo definirías el amor en una frase?

Se supone que no se puede definir en una frase.

¿Cuál es tu flor favorita? 

La cras­pe­dia. Tam­bién cono­ci­da como Bil­ly Balls. Es una flor amar­il­la y redon­da que me encanta.

Un men­saje que te gus­taría gri­tar­le al mundo. 

Vive hoy como si fuera el últi­mo día de tu vida. Yo estoy tra­ba­jan­do en ello.